De marzo a mayo de 2007 el puertorriqueño-mexicano Miguel Ventura (San Antonio Texas, 1954) instaló sus Cánticos Cívicos en el Espai d’Art Contemporani de Castelló (EACC) en Valencia, donde causó polémica. Ahora esta instalación, que pueden verse y recorrerse en el nuevo Museo Universitario de Arte Contemporáneo (MUAC) de Ciudad Universitaria, ha provocado encendidos comentarios en contra (Enrique Krauze e Isabel Turrent) y a favor (Nahief Yehya, Teresa del Conde y Jesús Silva-Herzog Márquez)
De ambos montajes, Ventura ha alojado en su bitácora cantoscívicos.blogsport.com/ registros fotográficos, planos y diversos documentos (entre ellos los comentarios de prensa y cuatro videos). Es de notar que continua recalando en su pangermanismo, que detonó a mediados de los noventa con su desmedida admiración por el alucinante Daniel Paul Scheber, analizado y comentado por Freud, Canetti, Roberto Calasso y, entre nosotros, por Sergio González Rodríguez.
Lo más interesante de Cantos Cívicos es el rescate de los artículos que José Vasconcelos dio a conocer en la publicación nazi Timón: revista continental, la que dirigió de enero a junio de 1940. Fue patrocinada por el agregado de la Legación alemana en México Arthur Dietrich (1900-?). El 12 de junio, presionado por Estados Unidos, el gobierno de Lázaro Cárdenas lo expulsa y agentes de la Secretaría de Gobernación clausuran Timón, cuya mínima presencia se ha magnificado en los últimos años.
Lo más interesante de Cantos Cívicos es el rescate de los artículos que José Vasconcelos dio a conocer en la publicación nazi Timón: revista continental, la que dirigió de enero a junio de 1940. Fue patrocinada por el agregado de la Legación alemana en México Arthur Dietrich (1900-?). El 12 de junio, presionado por Estados Unidos, el gobierno de Lázaro Cárdenas lo expulsa y agentes de la Secretaría de Gobernación clausuran Timón, cuya mínima presencia se ha magnificado en los últimos años.
Engolosinado con las palabras de Vasconcelos, que simbólicamente pone también en el piso, Miguel Ventura no reprodujo las palabras de otro pro-nazi y fascista financiado por Dietrich: el activo y logorreico Dr. Atl, quien también colaboró en Timón, como el oaxaqueño Andrés Henestrosa y el editorialista Antonio Islas Bravo. Tampoco señala quién o quiénes son los ilustradores de la portada. Uno de ellos fue el caricaturista Antonio Arias Bernal, apodado El Brigadier, como se puede comprobar en la portada que reproduce Juan Alberto Cedillo en Los nazis en México (Debate, 2007).
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