El grabador Abelardo Ávila (1907-26 de julio de 1967) nació y creció en la parte más intrincada de la sierra queretana, lo que le permitió conocer bien paisajes, que plasmaría llenos de tranquilidad (arriba) y de retorcida violencia expresionista (abajo). Entre 1921 y 1926 estudió pintura en la Academia de Bellas Artes de la ciudad de Querétaro. Con una beca del gobierno de ese estado estudia de 1926 a 1930 en la Academia Nacional de Artes Plásticas en la ciudad de México. En 1929 ya tiene un marcado interés por la xilografía, al ingresar al Taller de Grabado, de Madera y Metal. Egresado de esa escuela, en 1934 forma parte de la sección de Artes Plásticas de la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios (LEAR).
En 1934 ayuda al pintor Pedro Rendón, protegido de Diego Rivera y asiduo al café París entonces en la calle de Gante, en su único mural en el Mercado Abelardo L. Rodríguez. Desconozco si en esos años de agitación obrera y paros en la ciudad de México ya estaba casado con la profesora Celia Bustamante y si ya trabajaba como sellador de pollos en Salubridad. De 1942 procede el siguiente recorte que encontré en mi archivo. Sin duda, el chisme salió del mentidero del París, ahora ubicado en la calle de 5 de Mayo.
En 1934 ayuda al pintor Pedro Rendón, protegido de Diego Rivera y asiduo al café París entonces en la calle de Gante, en su único mural en el Mercado Abelardo L. Rodríguez. Desconozco si en esos años de agitación obrera y paros en la ciudad de México ya estaba casado con la profesora Celia Bustamante y si ya trabajaba como sellador de pollos en Salubridad. De 1942 procede el siguiente recorte que encontré en mi archivo. Sin duda, el chisme salió del mentidero del París, ahora ubicado en la calle de 5 de Mayo.
En 1946 el yucateco Ermilo Abreu Gómez lo retrató como “gordo, mofletudo, cariancho”, concurrente al café París hacia las 11 de mañana (después de cumplir su "obligación de mirar y remirar los volátiles" de los mercados), al cual solía llegar con un “portafolios mugroso, repleto de papeles” y con una lengua afilada, la cual “sin recato" profería las más tremendas "barbaridades de las gentes amigas”. El grabador Jesús Álvarez Almaya lo recuerda como ganador de una Bienal y siempre esgrimiendo el pretexto de su agónica mamá para obtener algunas monedas para el café. En 1947 fue socio fundador de la Sociedad Mexicana de Grabadores y dio clases en La Esmeralda, donde su fama fue la de un profesor huraño.
1 comentario:
Hola,
tengo un grabado firmado como A. Avila quisiera saber si es de ABELARDO, ¿tienes alguna foto de su firma<?
saludos
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