Por Facebook me entero de la muerte del coleccionista, librero y amigo, a quien siempre lo encontraba en su antiguo negocio de la avenida Madero y después en Isabel La Católica casi esquina con Izazaga. A su librería llegaban verdaderos hallazgos, como aquel volante de Cantinflitas, el cual no me quiso vender. En el 2012 le hice un apunte.
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