Estaba intentando realizar un dibujo de la Catedral, sentado sobre los escalones de los portales del Palacio Municipal que dan a la avenida Fray Antonio Alcalde, cuando me topé con un "exiliado de la razón", como denomina la pintora tapatía Martha Pacheco a esos seres extraviados en su propia lógica. Comía spaguetti, el cual sacaba de un depósito limpio de unicel. Dos o tres veces se asomó a la columna, antes de depositar el unicel en el contenedor y pasar frente a nosotros. "Loco, loco, pero sabe colocar la basura en su lugar ", me dijo Ofelia.
Me hubiera gustado darle más dramatismo a mi apresurado apunte. Nada que ver con los antológicos exiliados -dibujos a lápiz o carbón- que exhibió Martha en el Museo de Arte de Zapopan el año pasado y que, lamentablemente, no pude ver.
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