En el número 17 está ubicado en Hotel Gillow, cuyo vestíbulo exhibió en enero de 1899 una escultura de desnudo ("más de 500 personas" la han visto) y en un cuarto fallecería el faquir Harry en 1943, después de hacerse crucificar en el Palacio Hindú. En el 21 está el templo de La Profesa, que luce una pintura de una virgen supuestamente con el rostro de La Güera Rodríguez, personaje independentista y amiga de Humbolt.
Desde 1890 se encuentra en el número 26 la Joyería La Esmeralda, hoy Museo del Estanquillo. Al frente es de admirarse el Casino Español construido en 1902. En la esquina de República de Uruguay, a través de un enrejado, se alcanza a ver la Biblioteca Nacional en el ex templo de San Agustín. El muro oriente corresponde al Hotel Montecarlo, donde el escritor inglés D. H. Lawrence y su esposa estuvieron en 1923.
En el número 63, esquina con República de El Salvador, está el Hotel Isabel, donde una bala perdida alcanzó al escritor inglés Wilfrid Ewart en las primeras horas de 1923. Sobre El Salvador, a unos cuantos pasos al poniente, aparece el teatro Arbeu ubicado en una construcción felipense. A principios de 1925 cundía la euforia entre tandófilos por ver desnudas a las francesitas de Madame Rasimí, en su espectáculo denominado Bataclán.
El Partido Comunista Mexicano alquiló el primer piso de un edificio en esquina con Mesones, donde instaló su periódico El Machete. A ese sitio acudían Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros, Tina Modotti y José Antonio Mella. Al parecer abajo aún no abría la cantina La Vaquita, que solían frecuentar damas de medianoche y fue cerrada en este septiembre.
En el número 50 aparece un famoso edificio desde diciembre de 1914. Al entrar a la ciudad con sus fuerzas Francisco Villa cambió el nombre de Plateros por la de Francisco I. Madero, presidente asesinado en 1913. En un piso del inmueble estuvieron las oficinas de La Carolina, una empresa textil según Paco Ignacio Taibo II. Sobre el célebre atraco del anarcosindicalista catalán Durruti y ocho cómplices a ese lugar céntrico, el escritor señala que fue idea de Montoya, un dirigente anarquista de La Carolina.
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