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| Gabriel Fernández Ledesma y la incansable Larrauri |
En 1931 el cineasta ruso Sergei Eiseinsten hizo un magistral apunte de "La Matildona", la descomunal mujer que atendía a sus clientes en un cuartucho del siniestro callejón del Ave María, hoy muy próximo a la estación del Metro Pino Suárez y en esos años punta oriente de la afamada zona de tolerancia de la ciudad de México. En 1940 el reportero y ex luchador Enrique Ugartechea aseveró que su nombre era Felícitas Larrauri o Matilde Crespo. En 1991 el inexacto Armando Jiménez dijo que se llamaba Matilde Rivas. Sergio González Rodriguez asentó en Asamblea de ciudades (Conaculta, 1992) que se llamaba Matilde Rivas, Matilde Crespo o Felícitas Larrauri. A igual conclusión llegó Jiménez en sus Lugares de gozo, retozo, ahogo y deshago en la ciudad de México (Océano, 2000). Ugartechea, González Rodríguez y Jiménez sólo adivinaron el apellido Larrauri.
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