Hacia las 10;03 horas pasé por la Iglesia de San Agustín, donde estuvo la Biblioteca Nacional. Al ver mi acuarela, el memorioso Eduardo Mejía me comentó en mi Facebook: "Allí leí en dos tardes Gazapo, de Gustavo Sáinz; y en una, la autobiografía de José Agustín, aunque casi me corren por mis carcajadas; uno de mis lugares preferidos para irme de pinta; otro: la biblioteca de la Secundaria 12, llena de primeras ediciones y otros tesoros; algunos, intonsos hasta que les suprimimos la virginidad...Por abundar, en una antología de Castro Leal, que memoricé completita y que leí mientras me escapaba de las clases de Miss Gladys, vi un poema que me impresionó, de Salvador Díaz Mirón; lo busqué en la antología de Porrúa, en la del FCE, finalmente en la Poesía Completa, del FCE, pero no estaba; finalmente Miguel Capistrán, que me lo escuchó completito, se puso a buscarlo; encontró el dato, pero no el poema, y finalmente mi amigo Juan Domingo Argüelles lo encontró y me lo transcribió; pero en esa búsqueda localicé un chorro de antologías de poesía mexicana, ya difíciles de encontrar, y en ninguna está el dichoso poema; alguien debe haber enmendado a Castro Leal y sin explicación lo omitió, en vez de seguir incluyéndolo, con el crédito correspondiente; y es que no es difícil atribuirlo a Díaz Mirón: "Hipócrita y cobarde el que obedece / ciegamente al que manda..."
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