Mostrando entradas con la etiqueta 1992. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta 1992. Mostrar todas las entradas

sábado, 12 de septiembre de 2020

PAL


 
Pintura de Ignacio Palencia para una ilocalizable portada de Tradiciones y Leyendas de la Colonia (1963-1983), que dirigió René Eclaire. Lo conocí en 1986 en el estado de Morelos. Inclusive vimos en su casa aquel partido México-Alemania, del mundial que se celebró en nuestro país, y me metió a una pirámide sanadora. Me habló de su trayectoria como ilustrador y comentó que firmaba sus carátulas  como "Pal".

viernes, 22 de febrero de 2019

COMO EN LAS VEGAS

En los setenta apareció este cabaret situado en la calle de Madrid número 21, esquina con París, contra esquina del Senado. Tanto su marquesina como posiblemente su interior apareció en la película A qué le tiras cuando sueñas mexicano (Arturo Martínez, 1979), protagonizada por Luis de Alba en compañía de otros cómicos. La estrella de la cinta fue Yolanda Liévana, quien interpreta a Mayra la estrella del Cordiale.  

Esta tarjeta salió de la Imprenta Moreno, ya que otros dibujos  aparecen en publicidad de otros cabarets.

viernes, 3 de julio de 2015

OCTUBRE DE 1992

No sabía de esta exposición colectiva, donde participé con dos obras...

sábado, 19 de noviembre de 2011

DANIEL SADA (1953-2011)

Fue en agosto o septiembre de 1992 cuando por recomendación de Alejandro Sanciprián y visto bueno de Daniel Sada (Mexicali 1953-2011), llegué al proyecto de la revista Pistas, que dirigía la alta poeta Andrea Montiel, ex esposa del pintor Leonel Maciel. Las oficinas estaban en el primer piso de la avenida Morelos y Bucareli, a un costado del periódico Novedades. Ahí ya estaba el poeta Glenn Gallardo, recién desempacado de París, donde se había ganado la vida como pianista, y una runfla de periodistas, reporteros y columnistas, tan ineficaces como chismosos.  

Daniel ya estaba harto de que le dieran largas a la salida del semanario cultural, de donde era el consentido de Andrea, y ponderaba abandonar el barco del Grupo Pirámide para dedicarse de lleno a escribir en forma profesional. Lo ayudaba a transcribir sus escritos Glenn, quien capturaba los textos en discos de 3/4, hoy unas antiguallas como las computadores que tenían que calentarse como una hora. 

En horas de trabajo Sanciprián se estableció frente a las oficinas oficiales de Pistas, en un tendajón donde vendían cerveza y tragos desde las nueve de la mañana, antes de salir los mañaneros sopes y huevos revueltos, o en CU, nombre clave que no significaba Ciudad Universitaria sino Correo de Ultramar, una cantinucha ubicada en un edificio que fue mudo testigo de la Decena Trágica. No recuerdo que Daniel haya visitado esos locales. No se despidió de nadie. Muy pronto supimos de sus éxitos. ¡ Qué manera de aceptar su destino literario ! Ocho años después me contó que había dedicado un poema.