domingo, 7 de junio de 2009

BUGAMBILIAS Y HELICONIAS


Anoche, durante la ya esperada derrota de la Selección Nacional, doblegada 2 por 1 por el representante de El Salvador, comencé a bocetar y a dar los primeros pincelazos de esta tela de 30 x 60, la cual deseo colocar en una estrecha pared que no permite colocar cuadros horizontales. Vuelvo al tema de las bugambilias. En esta luminosa mañana ahora el azul de mi cielo lo veo muy intenso pero anoche pensé que iría bien con esos magentas intensos que antes pintaba con el Acra Violet de los acrílicos Liquitex. Hoy no podré avanzar porque saldré de la ciudad de México.

Durante un festejo en Casasano, muy próximo a Cuautla y cerca del ingenio azucarero, un frondoso ciruelo y un guanábano refrescan la tarde, una tarde calurosa que intenta agobiar al jardín. El poblado lleva el apellido de Gordian Casasano, contador juez oficial de la Real Hacienda de Nueva España, cuyo ingenio pasó a ser suyo a principios del siglo XVII. Actualmente es uno de los ingenios morelenses en activo y lleva por nombre Ingenio Casasano La Abeja.


En el jardín, con la obligada alberca, hay floraciones caprichosas y extrañas que me llaman la atención, sobre todo una muy curiosa: la heliconia. Pariente del platanar y del ave del paraíso, esta flor colgante deslumbra con sus geométricas formas y ese rojo encendido de sus pétalos. Jamás había visto una de este tipo de clima tropical. Es fascinante su saturado color rojo.

Y un extraño injerto de un platanar y una ave del paraíso multiplicada obsesivamente. En algunos países la llaman "muela de langosta" y en otras "planatillo". Esta flor simétrica relevará mañana lunes a la bugambilia, medito antes de probar el suculento mixiote de borrego y los ayocotes.

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