A las 5:48 arribé a la ciudad de México, en un trayecto sin incidentes. Con la novedad que no había ni gota de agua. Busqué y envié una tarjeta de Madame Flor a Alejandro, quien la conoció años 20 años. Mi hijo tuvo problemas con su calentador. El plomero le hizo adquirir una pieza en 800, la cual finalmente no utilizó. Mi hija me avisó que me había traído una maleta equivocada, por lo que tuve que intercambiarla a la estación General Anaya. Cancelada la comida en mi honora, a las 17:33 mi hijo me entregó la caja de acuarelas Sennelier, supuestamente "Boite de voyage" pero la veo muy grande. De hecho es el triple de tamaño de mis acuarelas de viaje. Por la noche descubro las obras -lápiz y óleo- de Tiffany Cole, a quien sigo en twitter.
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