jueves, 5 de enero de 2012

ALFREDO VILCHIS

Desde el 3 de noviembre de 2011 este retablero nativo de La Lagunilla expone su "Revolución imaginada" en el Louvre, cuyas imágenes fueron publicadas en un libro del mismo título inconseguible, con el apoyo del traductor y curador Conrado Tostado. Vilchis también expone en París otros ex votos en la galería Frederic Moisan.

En la segunda parte de su artículo "El auge de los ex votos pintados", aparecido
en esta ocasión el sábado 31 en el suplemento dominical La Jornada Semanal, la crítica Germaine Gómez Haro escribe:

"El trabajo de Alfredo Vilchis (México, DF,1956) consiste en hacer una crónica pintada de episodios históricos, como es el caso de los que se presentan en el Louvre, inspirados en la Revolución mexicana, y de acontecimientos del devenir cotidiano de nuestro tiempo, como son la violencia de género, el alcoholismo, los secuestros, la delincuencia organizada, la injusticia social y la impunidad, el narcotráfico, los emigrantes clandestinos, la prostitución, el sida, las cuitas de los homosexuales, etcétera.
Autodidacta, Vilchis comenzó hace unos veinte años a pintar exvotos y a venderlos en un puesto de la Lagunilla, donde lo conoció el célebre artista francés Hervé di Rosa, quien lo introdujo en Francia a través de un libro publicado por la editorial Seuil en 2003: La calle de los milagros. Paralelamente a la exposición en el Louvre, la galería Frédéric Moisan presenta una muestra individual de Vilchis –Exvotos contemporáneos mexicanos– integrada por más de un centenar de piezas recientes que han tenido una respuesta asombrosa entre el público de ese país. Como el de todos los retableros de barrio –que ya no abundan–, el trabajo de Vilchis no tiene la menor intención de ser una “obra de arte” en los términos impuestos por los cánones del arte contemporáneo; sin embargo, posee cualidades intrínsecas que a menudo ya no encontramos en la pintura “calificada” : son obras de cuidada factura que revelan la frescura y espontaneidad del alma del pueblo mexicano que busca plasmar en imágenes de fácil lectura las historias de sus tragedias y tribulaciones, según afirma el propio autor: “Es un trabajo muy hermoso pero muy doloroso. Hay que hacerlo con respeto, no solamente por el dinero; somos los mensajeros de los sentimientos de la gente.”

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