jueves, 16 de septiembre de 2010

IXTAPA 2010

Por celular nos informaron la mañana del sábado 5 que en Ixtapa había caído un diluvio y que tuviéramos cuidado al transitar por la extensa costera guerrerense, de 237 kilómetros. Llegamos hacia la una de la tarde en medio de una pertinaz llovizna que se prolongó hasta el lunes. En la bahía siempre estuvo presente una niebla que iba y venía según la velocidad del viento y unos aguaceros que anegaron el centro de Zihuatanejo.
Por algunas estaciones locales de radio me enteré de que había cientos de damnificados en los alrededores de Zihuatanejo. Escuché a alguien -no recuerdo si en Ixtapa o en Zihuatanejo- que a la casa de un compañero le había caído tierra de un cerro. Cuando pensábamos que nuestras días en Ixtapa iban a estar perpetuamente húmedas, el martes salió final y permamente el sol y tuvimos la oportunidad de ir a la tranquila playa, aún con resaca y agua turbia.

El jueves 9 mi padre adquirió el Diario ABC de Zihuatanejo en una farmacia,
situada frente al bar "El infierno y la gloria" y que lucía a la entrada sacos de arena para contener los ríos de esa zona comercial. Su edición de ese día informaba que había en la zona costera 14 mil damnificados a causa de la depresión tropical 11-E. A diferencia de los damnificados de Veracruz (sobre todo de Tlacotalpan) y Tabasco, los de Zihua no alcanzaban recursos oficiales del FONDEN (Fondo Nacional para Desastres Naturales).

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