Volver a Guanajuato es recorrer de nuevo sus pliegues coloniales, buscar inútilmente postales del excéntrico fotógrafo Mustafá y recordar que en el centro de esta ciudad se filmaron en sus principales callejuelas el inició de la película Bugambilia (Emilio El Indio Fernández, 1944), melodrama ambientado en la primera mitad del siglo XIX guanajuatense con su aún esplendor minero. Aún está lejos el Festival Internacional Cervantino y sus jornadas culturales pero se siente el clima que heredó el maese Ruelas. Al caminar por sus calles trato en vano de encontrar esas mujeres y hombres de enigmática mirada que pintó al detalle Hermenegildo Bustos (1832-1907), muy diferente a la estética art nouveau prevaleciente de esos años
y a la estética punk de estos días. Sus diminutos óleos sobre lámina y sus excelentes dibujos que atesora el Museo Regional de Guanajuato Alhóndiga de Granaditas, en dos de sus salas, me conmueven más que los murales independentistas de José Chávez Morado pintados en 1955.
El ambiente que envuelve la obra de Bustos es más misterioso porque están a media luz.
Me pregunto la razón del por qué no hay ningún desnudo en la obra de Hermenegildo Bustos. Es una pregunta que pudo haber contestado el fantasioso doctor Pascual Aceves Barajas (1907-1965), coleccionista y biógrafo de Bustos [1], y que respondió el plagiario tibolesco de Octavio Paz -quien trasluce su desmaño con el pincel- de la siguiente manera:
Bustos no pintó paisajes ni interiores ni desnudos. Tal vez se lo impidió su desmaño para pintar figuras, fondos y lejanías. La perspectiva no era su fuerte. En el caso de los desnudos debe añadirse, además, la pubibundez de la provincia mexicana. [2]
Sospecho que Busto pintó o dibujó algún desnudo pero manos piadosas de Purísima del Rincón lo destruyó. De otra imaginaria destrucción supuestamente se salvaron 13 retablos sacrílegos y pornográficos que, ni en su desvarío más atroz, el nevero pintor pudo haber plasmado, como se lee en "El cuarto Bustos" [3], cuento de Alfonso Cárdenas Herrera. Protagonistas de estos lujuriosos y ficticios retablos son el pintor y la "criolla" María Santos Urquieta. Aceves Barajas asevera que el pintor sostuvo una relación extramarital con ella, de la cual nació un hijo que falleció prematuramente. Según él, es inexacto que ella esté plasmada en el mural "La belleza venciendo a la fuerza" pero también es obvio que debió de haberla dibujado o retratado en un óleo sobre lámina.
La historia del desnudo gráfico en Guanajuato es mínimo. El prestigiado retratista
N O T A
1.- Preferible sus fantasías que publicó en 1956 en Hermenegildo Bustos: su vida y su obra
2.- "Yo, pintor, indio de este pueblo", revista Vuelta, 1986.
3.- El cuento puede leerse en el blog/ archivo de Sergio Alejandro Aguillón-Mata. En http://i_repeat.blogspot.com/2007/10/el-cuarto-bustos.html
4.- Para su desarrollo profesional en Guanajuato, véase mi nota "Romualdo García", blog Fotografía en México, miércoles 8 de abril de 2009. En http://miguelangelmorales-fotografos.blogspot.com/search/label/GARC%C3%8DA%20%28ROMUALDO%29
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