domingo, 3 de abril de 2011

MANAUT VIGLIETTI

Presos en la galería, óleo / ?, 32.6 x 31.6 cm. Colección Estudi General de la Universidad de Valencia.


El blog Espina roja [1], incluye este domingo tres óleos que el preso político José Manaut Viglietti (1898-1971), pintó en su confinamiento de Carbanchel. Sus 
dibujos, apuntes rápidos sobre la vida cotidiana de los presos, eran sacados clandestinamente de la prisión por su mujer. Estos dibujos, bocetos y óleos constituyen testimonios de la vida carcelaria pero también del ansia de libertad, mostrada a través de presos en diversas actitudes. El discípulo de Joaquín Sorolla, informa su página virtual [2],fue acusado de Comunista y Masón, y condenado a 12 años y un día de reclusión. La condena fue conmutada por 2 años de prisión (Porlier y Carabanchel, Madrid,1943-1945) y uno de destierro (Durango, 1946). Durante su confinamiento, realizó una serie de dibujos y pequeños óleos que fueron saliendo de ambas prisiones envueltos entre la ropa sucia que entregaba a su esposa.

En el año 2002, buscando unos documentos en el altillo del que fuera su dormitorio, se encontró allí escondido (Manaut murió antes que el dictador) lo que puede considerarse como el mayor testimonio gráfico del interior de las cárceles franquistas. La colección consta de, aproximadamente, 350 dibujos y 15 óleos, elocuentes en cuanto a situaciones (cómo dormían, comían y pasaban los presos sus ratos de ocio...) y a la expresión del profundo dolor reflejada en los retratos. Al margen del factor humano, es indudable la excelente calidad técnica de los dibujos de Manaut. Una parte de la colección ha sido cedida a la Universidad de Valencia y otra a la Carlos III de Madrid.

Durante sus confinamientos escribió sus diarios. En su página web se incluye el siguiente relato:

1 de Junio de 1943
¡Qué noche tan amarga pasé en aquél calabozo! A pesar de la estación, el frío y la humedad calaban hasta los huesos. Pero mayor era el frío y la desolación espiritual. La conciencia de que mi vida hogareña había quedado deshecha por mucho tiempo; que mi clientela -conseguida con tanta lucha y sacrificio- estaba perdida; la incertidumbre del porvenir de los míos y, sobre todo, la separación ¡cómo me dolian!
Pensar que tendría que vivir alejado de mi pequeña Stella! Que no podría contemplar su armoniosa figurita, sus movimientos llenos de gracia y cadencia, su color rosa cálido, el oro purísimo de su pelito, su charla y su vocecita inolvidables! ¡Que no me despertarían sus caricias, que no podría volver a besarla en mucho tiempo, como me dolía también!
Todas las inquietudes y preocupaciones que trae consigo la lucha por la vida -que para mí nunca fue fácil- desaparecían ante su presencia, que como agua lustral, me purificaba y con ella volvía a ser niño, su alegría me embriagaba, me hacía infinitamente feliz. [...]
N O T A S

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