En mayo de 2009 necesitaban con “urgencia” una portada para un nuevo manual de descarte. Me volvieron a proponer para pintar rápidamente una pintura que dieran idea de los libros que deben separarse y darse de baja en una biblioteca pública. No lo pensé dos veces: utilicé la portada del libro Frivolerías (crónicas) (Imprenta Nacional, 1919), que el joven Armando de Maria y Campos, el aún no historiador del teatro frívolo, dio a conocer a finales de ese año. Ya no recuerdo en qué librería adquirí ese volumen, con la costilla desprendida y víctima de la extrema acidez. No quise copiar la portada y ni captar los procesos del envejecimiento del libro, del que hice una apresurada reseña bibliográfica en abril de 1992, en la sección de espectáculos del desaparecido periódico El Nacional.
Se fue mayo, pasaron los días, las semanas. Tuve que guardar la ilustración para el inminente momento decisivo del fotografiado en el taller. Hacia marzo o abril de este 2010 subí la portada a mi Facebook. Volví a verla la tarde del pasado martes 19, cuando me acordé que podía integrarla a una carpeta con mis pinturas. Me disgustó que no se viera como un libro abierto por lo que procedí a eliminar su primera página. Lo puse al revés y empecé a cubrir con azul celeste la primera página para desaparecerla. Al voltear equivocadamente el acrílico me di cuenta que se veían mucho mejor esas dos páginas desprendidas de un libro al que le había puesto el año de 1979.
"Hojas de descarte", acrílico / papel, 22 x 18 cm., 2009-2010
No hay comentarios:
Publicar un comentario