Por algunas estaciones locales de radio me enteré de que había cientos de damnificados en los alrededores de Zihuatanejo. Escuché a alguien -no recuerdo si en Ixtapa o en Zihuatanejo- que a la casa de un compañero le había caído tierra de un cerro. Cuando pensábamos que nuestras días en Ixtapa iban a estar perpetuamente húmedas, el martes salió final y permamente el sol y tuvimos la oportunidad de ir a la tranquila playa, aún con resaca y agua turbia.

El jueves 9 mi padre adquirió el Diario ABC de Zihuatanejo en una farmacia,
situada frente al bar "El infierno y la gloria" y que lucía a la entrada sacos de arena para contener los ríos de esa zona comercial. Su edición de ese día informaba que había en la zona costera 14 mil damnificados a causa de la depresión tropical 11-E. A diferencia de los damnificados de Veracruz (sobre todo de Tlacotalpan) y Tabasco, los de Zihua no alcanzaban recursos oficiales del FONDEN (Fondo Nacional para Desastres Naturales).
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