domingo, 4 de diciembre de 2016

EL JARDÍN DE LA NEUROLOGÍA

Hoy leo en el muro de Graciela García Muñoz, autora del recomendable blog El Hombre Jazmín, la siguiente nota: 




































En 1906, Santiago Ramón y Cajal recibió el Premio Nobel de Medicina.
Él había querido ser artista pintor.
Su padre no lo dejó, y no tuvo más remedio que convertirse en el científico español más importante de todos los tiempos.
Se vengó dibujando lo que descubría. Sus paisajes del cerebro competían con Miró, con Klee:
—El jardín de la neurología brinda emociones artísticas incomparables —solía decir.
Él disfrutaba explorando los misterios del sistema nervioso, pero más disfrutaba dibujándolos.
Y todavía más, más todavía, disfrutaba
diciendo a viva voz lo que pensaba, a sabiendas de que eso iba a darle más enemigos que amigos.
A veces preguntaba, sorprendido:
—¿No tienes enemigos? ¿Cómo que no? ¿Es que jamás dijiste la verdad, ni jamás amaste la justicia?

Eduardo Galeano, en "Los hijos de los días"

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