Ya como Popular bailarina del Moulin Rouge trabó amistad con Henri de Toulouse-Lautrec, quien la plasmó en varias pinturas y carteles. Su obsesión por ella hizo que tuviera dos maquís.
En 1895 La Goulue (La golosa) decide ofrecer su espectáculo en un té arrolló ambulante para el cual el pintor le decora dos telas enormes evocando sus célebres bailes en el Moulin Rouge.
Con los años sube increíblemente de peso pero no pierde su agilidad para marcar unos pasos de baile, ya fuera de época. Un fotógrafo y camarógrafo la captan en esa hazaña afuera de un remolque.
Termina sus días vendiendo cigarros, cerillos y cacahuates en el exitoso molino Rojo que veinte años atrás se había rendido a sus pies. Su bisnieto publicó su biografía en Moi, la Goulue de Toulouse-Lautrec y rescató un fragmento de película donde se alcanza a escuchar su voz.
Más información sobre La Golosa en el video La Gouluse (The Glutton).
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