viernes, 16 de enero de 2015

PERDIDOS

Primero fue un USB repleto de textos tratando de atisbar los espectáculos de antaño. Luego fue otra memoria con otras semblanzas reconstruidas. Hoy me di cuenta que un pincel japonés, con cartucho de agua y que me había regalado mi hermano Luis, se me cayó una vez que hube terminado mi segunda jornada acuarelista.

(La madrugada del domingo 25 de enero encontré la USB en la bolsa de una chamarra)

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