Son las nueve de la mañana y dentro de 30 minutos tengo una cita con Ángel González Amozorrutia. Decido acuarelear el Ajusco por lo que me subo al puente que da al centro cultural Ollin Yoliztli. Desde la esquina sur procedo a pintar pero el movimiento me destantea. Ya antes había cruzado el puente pero ahora siento que se me puede caer el papel y la carpeta con su bamboleo matutino. Es medio incómoda la posición pero el movimiento es más fuerte. Llega un momento que siento que está temblando fuerte pero veo a mi alrededor y nadie se percata del movimiento oscilatorio. Sigo pintando. Otra leve sacudida. Un olor a mariguana me hace voltear y ver a un joven que pasa atrás de mi. Son las 9:27 y decidido ir a ver a Ángel, quien ya luce su sombrero arqueológico que adquirió en el mercado de Oaxaca.
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