Desde que se inauguró, son incontables las bromas que se realizan sobre la escultura del aguascalentese Pedro Medina Guzmán colocada en su glorieta. Hay una que dice que la Minerva (esta versión jalisciense de la diosa romana) parece un hombre trasvestido. Así me pasó con el dibujo de la derecha, un mal trazo y la sobra de su labio superior se transformó en bigote. Para mí lo único que no fue broma fue rodear la glorieta entre semana y esquivar los veloces coches y autobuses de Diagonal Golfo de Cortés y de López Mateos, antes de llegar a las bancas metálicas que colocaron para verla sentado. Es un alivio que los domingos sea una zona peatonal y de bicicletas.
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