Está dividido en seis capítulos: I (donde se explica que la prostitución “es un mal social”), II. Clases de mujeres y sus obligaciones, III. De las casas de tolerancia, hoteles y casa de citas, IV. De la inscripción de las mujeres, V De la Separación de Prostitutas y VI. Del Departamento de Sanidad, más los artículos un transitorios.
Las mujeres que deseaban ser prostitutas deberían ser mayores de 18 años, no ser casadas y estar sanas para ejercer el oficio. Después presentarse en el Departamento de Sanidad para ofrecer sus datos generales, entregar dos retratos (uno para su libreta y otro para el Libro del Registro General) y su certificado de “buena salud”. Ya inscrita tenía que realizarse semanalmente un examen médico en la Sala de Sanidad, portar su “libreta de tolerancia”, no “exhibirse notoriamente” y notificar su ausencia de la ciudad de Guadalajara o su baja. Las “inscriptas” deberían estar a cargo de una “dueña”, en cuya casa no deberían de vivir más de doce prostitutas.
En muchos acervos de ciudades y entidades de México están perdidos los Registros fotográficos de prostitutas (sin ir más lejos los del DF, nada más y nada menos que del porfiriato a 1940). De las tan mencionadas “libretas” (o libretos como también se le llamó) hay escasos ejemplos, la mayoría de la
década de los treinta o siguientes.
N O T A R E L A C I O N A D A
Miguel Ángel Morales, “Las Poquianchis”, blog Fotografía en México, viernes 4 de junio de 2010, http://miguelangelmorales-fotografos.blogspot.com/2010/06/las-poquianchis.html
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