Esta firma escenográfica está presente en los créditos de más de cien películas nacionales filmadas entre 1959 y 1969. Esta madrugada vi Tormenta en el ring (1962), dirigida por el cantante Fernando Fernández, hermano de Emilio Indio Fernández, y en cuyos créditos aparece Arcadi Artis Gener.
La película es involuntariamente hilarante por su trama insólita, ya que un barbilindo sacerdote (interpretado por Erick del Castillo) se disfraza de exitoso luchador para obtener ingresos para su orfanato. Pero más insólito es que en la década de los ochenta esta cinta y su antecedente El señor Tormenta (Fernando Fernández, 1962), inspiró a un sacerdote para pisar los encordados bajo el sobrenombre de Fray Tormenta para los mismos propósitos. Algunos diálogos son medio cómicos, como cuando el sicario Zavala (Jaime Fernandéz) encerrado en una oficina habilitada como cárcel con barrotes de madera, exclama compungido a un falso abogado (interpretado por el periodista de espectáculos Carl-Hillos) : "No hay abogado en el mundo que me saque de la cárcel".
Arcadi Artis Gener trabajó con pocos recursos. Pegó un letrero junto a la entrada de una casa para indicar que es "gimnasio" y el ministerio público que reconstruye es sumamente falso. Hizo, eso sí, un ventanal cuyo cristales son rotos, algo que no sucedía con los disparos orolianos sobre ridículos ventanales sin vidrio. Visualmente lo mejor de la cinta son las apariciones de El Cavernario Galindo, René Copetes Guajardo y Lalo El Exótico, así como la pelea nocturna en el techo de la Coliseo y luego la caída del gangster Colatti, jefe de Zavala, estrellándose contra el piso. En el trayecto se alcanza a ver la marquesina de la arena.
Cuando César Mora (Julio Aldama) va a la guarida de Zavala, para saber dónde está secuestrada su novia Rosita (una jovencita Angélica María), se ven algunas pinturas adquiridas en La Lagunilla o del Jardín del Arte. Lo que más me llamó la atención fue ese boceto enorme que cubre una pared. Fue pintado por alguien de Arcadi Artis Gener sobre papel para evitar adquirir una obra tan grande. La escena muestra a personas bailando en un ambiente monárquico. En la segunda imagen se ve claramente cómo la enorme cartulina está pegada a la pared.
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