sábado, 1 de mayo de 2010

SU-MUY-KEY

Tinta / papel
Célebre exótica del Tívoli, gracias a su sensualidad oriental atrajo a un sinnúmero de admiradores, pretendientes y enemigos. A mediados de 1948 era una seguidora de Tongolele. Entrevistada brevemente por un periodista dijo -falsamente- que era originaria de San Francisco y que lo que más anhelaba era "tener dinero, mucho dinero". Al parecer su primer incursión en el cine fue en un pequeño papel de la película La bandida (1948). A principios de 1949 el semanario Vea publicó una fotografía de Martínez, donde luce unas pantaletas pintadas por la autocensura de la revista. 
En 1949 se rumoró que sería la estrella de una película titulada Pobre mariposa, la cual nunca fue concretada. Posiblemente en este año Armando Herrera, el "fotógrafo de las estrellas" y quien se había hecho famoso por retratar a Agustín Lara y a la joven Tongolele, le hizo un retrato de antología donde deja entrever su exquisito erotismo chino.


A principios de 1951 la retrató desnuda el fotógrafo Niuglo, colaborador persistente de la revista Vea. El caricaturista Segura se sumó a un picante fotomontaje de este semanario que colindaba con la pornografía. Es de notarse que su rostro se adelanta a la faz característica de Irma Serrano La Tigresa.

Karol, el "fotógrafo de las artistas", fue el penúltimo que captó su misterioso rostro. La notó preocupada y ella le comentó que ya no quería seguir siendo explotada por su amante Roberto Serna García, editor de la revista Oiga y quien vivía en una habitación del añoso Hotel Pal. En 1951 Luis C. Márquez, reportero de La Prensa, dio una escalofriante noticia de la encueratriz del teatro Cervantes: 
Dos balazos, uno en la sien derecha y otro en el pecho, cortaron de un tajo la existencia de la popular bailarina "exótica", Su-Muy-Key, que en la vida real llevaba el nombre de Rosa Su López. Su victimario, Roberto Serna García, director de la revista Oiga, con quien vivía en amasiato, se suicidó pegándose un tiro en la cabeza. Los dos cadáveres quedaron tendidos sobre la cama del apartamento número 15 del hotel "Pal", ubicado en Arcos de Belén 73.
Misma dirección, remodelado escenario
Adolfo Martínez Martínez, reportero gráfico de La Prensa, retrató la escena del crimen en lo que hoy es el Hotel Villas Pal. Quizá él mismo u otro reportero de ese diario sangriento la captó en la plancha del servicio médico forense, mientras su madre y padre -mexicana y de origen chino- lloraban desconsoladamente frente a su cadáver.
Tinta / papel

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