la obra Encobijados, de Teresa Margolles, que consta de siete postes, que salen de la pared, a poca altura, paralelos al piso, cada uno cubierto por una cobija, algunas de ellas cruzadas aquí y allá por cinta adhesiva, cobijas que, se nos explica, fueron usadas para cubrir los cuerpos sin vida de víctimas de la delincuencia organizada. Ser espectador de tal obra, ¿causa deleite? ¿Invita a la reflexión? En mi caso, que no pretendo sea el de todos, la respuesta es no. ¿Se debe a la falta de sensibilidad artística del espectador (Damm) o, por el contrario, es consecuencia de la falta de habilidad artística de la creadora (Margolles)? (1)
En su artículo "Farsa en Venecia", Avelina Lésper señala las patañas de Teresa Margolles con sus sábanas impregnadas de sangre de supuestas víctimas del narco. Sus concluciones son apabullantes:
(...) lo más lógico es que use sangre de cualquier mamífero que matan en un rastro. Pero como se trata de “creer” que es arte, creen que es sangre de narco. Entonces la obra es un engaño, un espectáculo de feria en donde vive la mujer araña.
Esta farsa representa a México y le dice al mundo que nuestro problema más grave, el narcotráfico, es visto como una patraña sensacionalista para el arte y las autoridades de cultura. Un escenario y una idea con nivel de cine de Halloween serie B es nuestra visión de más de 13 mil muertes (2).
Un verdadero ridículo de Margolles si se piensa en lo ya realizado por la instaladora Rosa María Robles en 2007. Por ser auténticas, las cobijas ensangrentadas que exihibió en Alfombra roja, fueron requeridas por la Procuraduría de Justicia de Sinaloa (3). Una petición que no le será requerida a la ex integrante del grupo SEMEFO.
2.- Diario Milenio, sábado 12 de septiembre de 2009. En http://impreso.milenio.com/node/8640004
3.- Merry MacMaster, "Alerta escultora sinaloense contra la crecientes narcocultura", diario La Jornada, martes 10 de julio de 2007. En:
A mi me parece excelente como denuncia.
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