Posada se inspiró en una imagen como la de arriba para realizar un dibujo que aparecería en la primera plana del diario El Popular. El muerto es Arnulfo Arroyo Romero, quien supuestamente atentó contra la vida del presidente Porfirio Díaz la mañana del 16 de septiembre de 1897. Los piquetes que aparecen en su espalda fueron realizados por policías disfrazados de rancheros encabezados por Antonio Villavicencio, un tenebroso funcionario policíaco del porfiriato y que terminó sus días tranquilamente como jefe de seguridad de almacenes.
En su ensayo "El asesinato de Arnulfo Arroyo", recopilado en el libro Posada y la prensa ilustrada (Museo Nacional de Arte, 1996), Renato González Mello y Ana Laura Cué dicen equivocadamente que estas fotografías "las fijaron en su banco de dibujo". No sé qué entiendan por su "banco de dibujo", porque ambas imágenes estuvieron pegadas en la puerta principal de la Inspección General de Policía, hasta donde fue Posada para dibujarlas. Álvaro Uribe, en su novela sobre el caso publicada en 2007, no incluye los dos dibujos de Posada porque iconográficamente le da más importancia a Porfirio Díaz que al infortunado Arroyo, empezando por la portada.
En páginas interiores publica dos imágenes originalmente aparecidas en 1897 en el lujoso semanario El Mundo. Se trata de una fotografía captada por un norteamericano y un detalle de la misma en una ampliación pictórica. En la pintura se ve al infortunado Arnulfo Arroyo de espaldas en los momentos de ser aprehendido por la espalda. Dado que la novela versaba sobre el supuesto magnicida hubiera sido conveniente poner una fotografía suya. Ahí estaban las de frente y de perfil, que se le tomaron después de su arresto y antes de ser "lynchado". Afortunadamente a las novelas se les perdona todo. Hasta que le haya inventado una amante de Gamboa, cuando la tuvo: una prostituta de lujo apodada La Malagueña.
Imagen reproducida en el programa "Leyenda urbana", de canal 40, el sábado 26 de septiembre de 2009, sin el menor crédito. Así es Alberto Barranco Chavarría. |
Al comentar este dibujo, Jacinto Barrera Bassols comete un error en su biografía titulada El caso Villavicencio (Extra Alfaguara, 1997). Según él esta obra "provenía del lápiz del miniaturista G. Iriarte". Gilberto Yriarte fue el jefe de talleres de la revista El Mundo y no es un dibujo lo que se publica sino una pintura acuareleada como queda constatado arriba. El reconocido foto-grabador firmó el dibujo como "G. Yriarte Mex" (imagen de abajo). Lo hizo no como responsable del mismo sino por ser encargado de realizar el cliché correspondiente.
En la novela de Quevedo y Zubieta "La Camada" se da cuenta literaria del episodio.
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